Aunque por fuera parezca frágil,
sabes que por dentro
estoy hecha de roca.
Aunque veas correr una lágrima por mi mejilla,
entiende, de una vez,
que no hay espacio para lo tierno.
Aunque de mí escuches palabras que parezcan ciertas,
no pienses que la espiga ha retoñado.
O si de mí escuchas un suspiro,
no creas que veo estrellas,
amaneceres rojos o el horizonte que descansa sobre el mar.
Solamente veo pasto, mucho pasto,
y esos sueños que fueron alimento de las llamas,
un largo camino que se pierde.
Y una tierra olvidada que lamenta
y echa raíces en la ilusión que yace sobre miles de tumbas.
Y lo siento, desde hace mucho ya,
cuando por mera voluntad
decidí caminar,
con los pies descalzos.
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